Está a nuestro alrededor, nos acompaña desde nuestra infancia, está en nuestros productos y en nuestros platos. Eva Dumaine, botánica, nos habla de las plantas con sus propias palabras. Y activos naturales excepcionales.
Es imposible pensar en acianos sin imaginarse grandes campos de flores en la ladera de una montaña... y pensar que esta bonita florecilla desapareció casi por completo de nuestros pastos. Es casi como si el aciano siempre hubiera formado parte de nuestro imaginario. ¿Quizá porque mi abuela nos cosía uno cada 11 de noviembre en honor a los veteranos? ¿O era porque su frágil estructura asomaba la cabeza en los campos de mi infancia, sin ser invitada? En cualquier caso, ya sean silvestres o de cultivo, ¡los acianos han vuelto y estamos empezando a celebrarlo!
Cuando hablamos de acianos a este lado del Atlántico, en realidad nos referimos a Cyanus segetum, una pequeña planta herbácea de la familia de las Asteráceas que también se conoce como Centaurea cyanus, ¡lo que puede llevar a confusión! Nuestros primos canadienses han resuelto el problema y la llaman «Cornflower Centaury», así que todos contentos. El aciano de nuestros campos es una planta mesicola, es decir, que prefiere crecer entre cereales de invierno como la cebada, el trigo o la avena. Estas plantas, esenciales para la salud de los cultivos, son cada vez más escasas tras haber sido consideradas durante mucho tiempo malas hierbas y eliminadas con herbicidas. ¡El aciano ha recorrido un largo camino!
Dos nombres, mil usos
Históricamente, el destilado de hierbas, o la decocción del aciano, se prescribía como colirio en caso de irritación de párpados y ojos, y para combatir la conjuntivitis. Incluso ha recibido el apodo francés de «casse-lunettes» (rompegafas). Bonito, ¿verdad? El agua de aciano también se utiliza para la inflamación de la piel y las mucosas, o en cosmética como desmaquillante de ojos debido a su suavidad natural.
En Klorane, gracias a un proceso de cultivo manual 100% ecológico en la región francesa del Tarn y a un proceso de extracción respetuoso con el medioambiente, hemos convertido el aciano en el ingrediente estrella de dos gamas de productos: una dedicada al cuidado de los ojos y otra, bajo el nombre de Centaurea, a la eliminación de los tonos amarillentos del cabello. Porque estos bonitos colores no solo son útiles en las tartas de los reposteros. Su exclusivo pigmento azul violáceo ayuda a neutralizar los reflejos amarillos en cabellos canosos, blancos o rubio platino. ¡Es una verdadera joya!
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