Cuando hablamos de acianos a este lado del Atlántico, en realidad nos referimos a Cyanus segetum, una pequeña planta herbácea de la familia de las Asteráceas que también se conoce como Centaurea cyanus, ¡lo que puede llevar a confusión! Nuestros primos canadienses han resuelto el problema y la llaman «Cornflower Centaury», así que todos contentos. El aciano de nuestros campos es una planta mesicola, es decir, que prefiere crecer entre cereales de invierno como la cebada, el trigo o la avena. Estas plantas, esenciales para la salud de los cultivos, son cada vez más escasas tras haber sido consideradas durante mucho tiempo malas hierbas y eliminadas con herbicidas. ¡El aciano ha recorrido un largo camino!
Dos nombres, mil usos
Históricamente, el destilado de hierbas, o la decocción del aciano, se prescribía como colirio en caso de irritación de párpados y ojos, y para combatir la conjuntivitis. Incluso ha recibido el apodo francés de «casse-lunettes» (rompegafas). Bonito, ¿verdad? El agua de aciano también se utiliza para la inflamación de la piel y las mucosas, o en cosmética como desmaquillante de ojos debido a su suavidad natural.
En Klorane, gracias a un proceso de cultivo manual 100% ecológico en la región francesa del Tarn y a un proceso de extracción respetuoso con el medioambiente, hemos convertido el aciano en el ingrediente estrella de dos gamas de productos: una dedicada al cuidado de los ojos y otra, bajo el nombre de Centaurea, a la eliminación de los tonos amarillentos del cabello. Porque estos bonitos colores no solo son útiles en las tartas de los reposteros. Su exclusivo pigmento azul violáceo ayuda a neutralizar los reflejos amarillos en cabellos canosos, blancos o rubio platino. ¡Es una verdadera joya!