Indisociables de la cultura tradicional polinesia, el monoï y el tamanu se han aventurado a cruzar los océanos para infundir a la cosmética occidental sus beneficios naturales. Un preparado ancestral de flores de tiaré y aceite de coco para el Monoï, y los frutos de un árbol místico a orillas de las lagunas para el Tamanu, estos dos tesoros de la naturaleza se han combinado para proteger nuestra piel y nuestro cabello de las agresiones del sol. Eva Dumaine, botánica, nos habla de las plantas con sus propias palabras. Y activos naturales excepcionales.
Pocas fragancias me dan ganas de viajar y me transportan como las de monoï de Tahití. Algunas personas pueden volver al sonido del oleaje escuchando caracolas de mar, pero a mí me bastan unas gotas de monoï en la muñeca para trasladarme a las islas de Sotavento bajo un cocotero. Pido a todos los que viajan a la Polinesia que me traigan una frasco.
Un dúo de iconos del Pacífico
Firma característica de la Polinesia Francesa, el monoï de Tahití es una denominación de origen, herencia de prácticas ancestrales. Obtenido por maceración de doce plantas recién cosechadas de Gardenia tahitensis en un litro de Cocos nucifera durante doce días, el monoï es el producto de belleza más tradicional de las islas del Pacífico. Aceite sensorial, nutre la piel y la protege de la sequedad provocada por la exposición al sol gracias a su alto contenido en ácidos grasos.
Puede que el tamanu sea menos conocido en los países occidentales, pero es un elemento inconfundible del paisaje oceánico. Apodado «el oro verde del Pacífico», este árbol puede alcanzar los 20 m de altura y su madera es especialmente apreciada para la construcción de piraguas y muebles. Sus frutos se dispersan por las corrientes oceánicas, lo que explica que se encuentren en playas de todo el océano Índico, hasta la costa de Zanzíbar. De sus huesos se extrae un aceite al que se atribuyen propiedades antibacterianas, antioxidantes y cicatrizantes. También puede utilizarse para tratar quemaduras o proteger tatuajes tradicionales.
El escudo del verano
En Klorane, hemos optado por combinarlos en nuestra gama de tratamientos solares por su acción complementaria. El monoï de Tahití AOC penetra en el cabello para nutrir y proteger la fibra del sol, el viento o la sal. También nutre la capa superior de la epidermis y ayuda a la regeneración de la piel. El aceite de tamanu BIO, gracias a sus propiedades filmógenas, mantiene la integridad de la película hidrolipídica en la superficie del cabello y de la piel para luchar contra la pérdida de humedad. Juntos, ayudan a proteger, nutrir y reparar la piel y el cabello. Un escudo natural que te permite disfrutar de los días soleados sin preocupaciones.
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