Desde brillos hasta imperfecciones, la piel grasa no es fácil de tratar. Necesita productos específicos para una purificación suave y la regulación del sebo. Veamos cómo funciona la piel grasa y las soluciones naturales para tratarla
La piel grasa se caracteriza de varias formas: brillos en todo el rostro, sensación de piel pegajosa, textura gruesa e irregular, poros dilatados y visibles o cutis apagado. Todas estas características se deben a una sobreproducción de sebo, perceptible desde el momento en que te levantas y también durante el día.
La piel mixta presenta estas características principalmente en la zona T (frente, nariz y barbilla), mientras que las mejillas tienen un tipo de piel normal o seca, normalmente asociada a la deshidratación o la pérdida de flexibilidad. ¿Tienes la piel grasa o mixta?
La piel es un órgano vivo que nos protege a diario de los factores externos nocivos.
El sebo, producido por las glándulas sebáceas, desempeña un papel fundamental. Sin él, la epidermis no sería tan suave y flexible, y se alteraría el equilibrio de la flora cutánea, lo que haría la piel más frágil.
La sobreproducción de sebo (también conocida como hiperseborrea) que da lugar a la piel grasa se desencadena por el deterioro de las glándulas sebáceas. Esto puede deberse a factores internos como las hormonas, la edad o una dieta inadecuada, entre otros. Pero no solo eso. Hay factores externos como la contaminación, el estrés, un clima cálido y húmedo o el uso de cosméticos agresivos que pueden aumentar este desequilibrio.
Siempre está brillante, mis poros son visibles
y mi cutis carece de luminosidad.
Aquí tienes algunas soluciones reparadoras. Hidratación (que tu piel sea grasa no significa que debas privarla de hidratación), limpieza suave y elección de un cuidado facial natural, purificante y matificante.
Vivo en un entorno contaminado, tengo una mala alimentación o sufro de mucho estrés.
Vivir en la ciudad significa poner la piel a prueba, con muchos factores externos perjudiciales. La exposición a la contaminación asfixia progresivamente la epidermis, provocando un exceso de sebo y un cutis apagado. Solo hay una solución: ¡detoxificarse!
Se trata de un error muy común. Que tu piel sea grasa no significa que no necesite hidratación, sino todo lo contrario. Es una de las necesidades básicas de la piel y debe cuidarse con los productos naturales adecuados. Una textura fluida e hidratante con efecto matificante es, por tanto, la mejor opción.
Exfoliar la piel más de una vez a la semana es un error potencialmente grave. De hecho, al estimular en exceso la epidermis con un exfoliante granulado, podría inflamarse y producir así el efecto contrario al deseado. Por ello, debes elegir productos con fórmulas suaves como el Polvo purificante 3 en 1 (¿enlace del producto?) y una aplicación delicada con movimientos ligeros.
Elegir un limpiador inadecuado o demasiado agresivo puede resecar la piel o, lo que es peor, favorecer el exceso de sebo. Por lo tanto, es esencial utilizar un limpiador suave y natural. En cuanto a la frecuencia, no recomendamos lavarse más de dos veces al día, por la mañana y por la noche.
¡Alerta roja! Esta es la mejor manera de debilitar la barrera cutánea, dejando entrar bacterias, microorganismos y otros agentes que alteran el equilibrio de la piel.
Es un paso esencial para desmaquillar y limpiar el rostro del sudor, el sebo y las impurezas acumuladas a lo largo del día.
Si el sol parece reducir la producción de sebo y la aparición de imperfecciones a corto plazo, ¡es solo una ilusión! Sin una buena protección solar, la reaparición está garantizada. ¡Cuidado con el regreso de la piel grasa al final de las vacaciones!
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