Florece, como todos, en verano, añadiendo a sus hojas abovedadas bonitas esferas florales de color violeta que fluyen en los arroyos. Pero debajo de su aspecto sutil y su intensa fragancia, la menta acuática es una gran trabajadora. Se conoce desde la antigüedad por sus propiedades refrescantes, antisépticas y estimulantes, al igual que sus primos el pimiento, las hortalizas y el limón. Tiene propiedades detoxificantes naturales, que se han descubierto mucho más recientemente.
Resistente y perenne, limpia el agua de metales pesados filtrándolos a través de sus raíces. Pero no se contenta con limpiar nuestros ríos por su cuenta y contribuir a la salud de nuestro medioambiente, sino que recientemente ha acudido al rescate de cuencas de aguas residuales o flujos de agua en mal estado.
Se encuentra en todo el mundo en estado silvestre, desde Islandia hasta Namibia, y se cultiva cada vez más, incluso en nuestros campos del suroeste de Francia. ¡Es bonita, huele bien y ayuda a salvar el planeta!
Té de hierbas, inhalación, fricción, bálsamo, los usos medicinales de la menta acuática están bien documentados. Sin embargo, no la recomendamos para cocinar, ya que tiende a abrumar a otros ingredientes en términos de equilibrio de sabor. En el ámbito cosmético, es un concentrado de antioxidantes y polifenoles que ayudan a la piel y al cabello a deshacerse de la contaminación. Así no tendremos que frotarnos la cara con las hojas recogidas en una excursión.