Si la camomila (o manzanilla) forma parte de nuestra infancia y nunca ha abandonado nuestras tazas, es porque se ha transmitido a través de los milenios, destilando sus beneficios de generación en generación. De la familia de las asteráceas, existen varios tipos de camomila , pero la más utilizada es la matricaria (o manzanilla alemana). Sus pequeñas flores con un centro amarillo y pétalos blancos alegran los campos arenosos y su olor recuerda al de las manzanas. De Europa a Asia y el norte de África, ha conquistado los continentes, pero es en la tierra de los faraones, una de sus zonas originales de crecimiento, donde cultivamos la nuestra.
Una pequeña maravilla con mil virtudes
Conocida desde la antigüedad entre los egipcios, se encuentra en rituales de belleza ancestrales y manuales medicinales de la Edad Media. ¿Por qué? Porque las infusiones de camomila ayudan a aliviar los problemas digestivos y calman las reacciones alérgicas. También es conocida por sus propiedades relajantes, antiinflamatorias y cicatrizantes. ¡Las abuelas siempre tienen razón!
En Klorane, nos encanta la camomila por otra de sus propiedades secretas. Desde hace más de 50 años, y desde nuestro primer champú, hemos elegido la camomila por sus propiedades aclaradoras e iluminadoras, especialmente en cabellos rubios. Rica en apigenina, pigmento amarillo contenido en sus pétalos, aclara e ilumina suavemente todos los tonos de cabello para un aspecto natural, y cuida la fibra capilar.