A los 61 años, Claude ha demostrado su valía. Directora de un laboratorio pionero en la frontera entre la química y la ecología, directora de investigación de una treintena de tesis y más de una quincena de programas, ganadora de múltiples premios y medallas científicas, responsable de 42 patentes y más de 160 publicaciones, la lorenesa no tiene intención de colgar la bata todavía. Al fin y al cabo, ¿cómo podría hacerlo cuando seguimos abriendo nuevos caminos y consiguiendo, día tras día, crear una química positiva, inspirada en la naturaleza, y una potente solución a los retos medioambientales más acuciantes?